martes, 22 de abril de 2014

la gran belleza ó el viaje a ninguna parte



La gran belleza ó la búsqueda de la obra de arte completa

El director Paolo Sorrentino nos seduce introduciéndonos en su película desde el inicio, Roma en una de sus grandes fiestas de la alta sociedad,  nos llega a través de sensaciones y olores. La decandencia de la vieja Europa deja caer su poso pasando por el tamiz de Roma.

El  protagonista Jep Gambardella, a sus vividos 65 años nos acompaña en el viaje a ninguna parte con su elegancia y seducción, sus ganas de seguir viviendo a través del viaje a ninguna parte. La fotografía de Luca Bigazzi, redondea un espectáculo fascinante de 142 minutos, a los que no me he podido resistir y he visualizado otras dos veces y he conservado junto a "la Dolce Vita", de Fellini.


Toni Servillo en el personaje de Jep Gambardella

Marcello Mastroiani en "La dolce Vita", es el referente de este personaje que ya lo ha visto todo, pero sigue buscando la belleza. En la búsqueda personal de mi imaginario conseguí el maravilloso libro de la 

fundation Jeröme seydoux -Pathé l´album "La dolce Vita" de Federico Fellini, 

todos los histogramas marcados a bolígrafo por el propio Fellini en el que el personaje de Marcello sigue las secuencias de la noche romana dejándose llevar por el viaje de la noche, este personaje dice tanto por lo que no dice que por lo que dice.

Pero en el fondo "la extraña belleza"  es la visualización fotograma a fotograma, del viaje a ninguna parte, pero un viaje al fín, donde cada uno de los viajeros puede interpretar la realidad de formas diferentes, igual que los viajeros que realizan un trayecto juntos pero ninguno equipara sus vivencias con el otro, pueden incluso fotografiar los mismos monumentos, pero realizan en el fondo viajes distintos, como los personajes de la gran fiesta romana.

Las vivencias sensuales y emocionales son lo que nos diferencian como personas, incluso el exceso en ellas puede generar respuestas exacerbadas definidas tanto desde la literatura como de las propias definiciones de la psicología, el viaje "excesivo" definido desde el mundo de la psiquiatría  como Síndrome de Stendhal (también denominado Síndrome de Florencia o "estrés del viajero" es una enfermedad que causa vértigo y confusión, elevado ritmo cardíaco, temblor, palpitaciones, depresiones y en ocasiones alucinaciones cuando la persona es expuesta a obras de arte, cuando éstas son especialmente bellas o están expuestas en gran número y en un mismo lugar. 
Se denomina así por la experiencia del propio autor Stendhal que lo experimentó en 1817: 
                
                "un viaje de Milán a Reggio":

......"Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme"...

(©) Gloria Giménez, 2012.Fiesta fin de año
Sí, la sensibilidad de algunas personas es permeable a la gran belleza y al experimentarla puede caer casi en el estupor, como le ocurre al turista japonés al inicio del film que nos ocupa, no pudo extraerse de la belleza. 
Al observar por su cámara la imágen concentrada cayó en éxtasis.




Sin embargo, los viajeros a "ninguna parte" pueden realizar viajes transversales sin que les cale ni una sola partícula de sensación, para ello, recurren a la absorción de drogas y tóxinas, y que podríamos incluir en ellas el "botox", cuya definición es:

"El Botox es un producto que paraliza los músculos: ideal para el tratamiento de las arrugas de expresión."



Sí es ideal el botox, podemos ya viajar a ninguna parte carentes no sólo de las sensaciones sino también de la expresión. 

Magnífica las imágenes del gran gurú de la toxina botulínica, inyectando en las caras de "los viajeros a ninguna parte" la dosis suficiente para poder seguir el viaje siempre con la misma cara, con la misma expresión, intemporales.


Pero permítanme que salve de esta hoguera  a Jep Gambardella, ya que su personaje se deja llevar en el tren de las fiestas, pero al igual que Mastroiani, es consciente de que allí no encontrará la gran belleza, pero sigue el viaje anotando en su piel multitud de miradas, sensaciones y sentimientos adquiriendo grosores y arrugas en su piel, depositando llantos y soledades en su alberca hasta rebosarla, contradiciéndose en los duelos dando cauce a sus lágrimas.

Su relación con mujeres sofisticadas de repetidas conversaciones,  contrasta con la tierna relación con la mujer de servicio con la que mantiene conversaciones surrealistas, que con la sabiduria que le otorga la tierra, la mujer le responde y le satisface con sus respuestas. La gran timadora, como el la denomina.



(©) Gloria Giménez, fiesta en desierto de
Palmira, 2001.

Las miradas de Jep Gambardella buscan la mirada de los otros protagonistas y en pocas ocasiones, son correspondidas. La gente en estas fiestas no se miran...solo se ven.....

"Roma me ha decepcionado" dice uno de los personajes, a la vez que hace desaparecer una gran jirafa, el desencanto ante imágenes tan bellas. Todo es inútil, ya son insensibles a las mayores y las más bellas extravagancias visuales.







La crisis creativa de Jep va unida a la decadencia de su mundo, solo es él al terminar la fiesta, de madrugada, por las calles de una Roma vacía, con el ruido de sus propios pasos, de las risas de los niños del convento y el agua de la fuente con la que enjuaga su cara y alisa sus cabellos. 

Atraviesa andando lentamente su Roma,  la Roma decadente, histórica, sonriente, triste, pero sobre todo Católica. Las referencias musicales a los cantos espirituales de las novicias y monjas de clausura nos remiten a la parte espiritual y existencial de Gambardella, su encuentro con los niños del convento no es fortuito, es su recorrido habitual. Su encuentro con el Cardenal y la monja misionera, y sus preguntas existenciales llenas de pudor al purpúreo representante del Vaticano...."desde el punto de vista espiritual..." y no obtiene ninguna respuesta, ése es Jep, un hombre que no consigue obtener respuestas...por eso viaja, viaja a ninguna parte en búsqueda de respuesta.




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(©) Gloria Giménez, salón deHonor,
Damasco, Síria, 2001

El viaje a ninguna parte de Jep oculta un destino profundo, el de encontrar la gran belleza y poder seguir con su obra literaria. Este viaje lo convierte en un hombre honesto, ya que prefiere este camino antes que realizar pactos con el diablo, como el Fausto de Goethe. Su opción es transitar por las noches romanas, transitar por las calles y las personas, pasar tardes en los cafés y en las hamacas de su ático, mientras observa a sus vecinos imposibles, esperando que aparezca la gran belleza de forma espontánea, buscando la obra de arte total, completa. Es un gran romántico.



(©) Gloria Giménez, Palace, Madrid, 2014

Sí, definitivamente La gran belleza, es el viaje a ninguna parte,


pero que gran viaje.












texto y fotografias © Gloria Giménez . (excepto la imágen del protagonista de la película)